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Llantas convencionales (diagonales)
La carcasa de una llanta convencional se compone de cordones de lona en capas dispuestas en ángulo. Las capas se colocan de tal manera que las cuerdas crean un patrón entrecruzado. Toda la estructura es uniforme en todas partes; la corona y los flancos de la llanta tienen propiedades mecánicas similares.
Llantas radiales
Con una estructura radial, los cordones de las capas irradian desde el centro de la llanta. Además, la corona está hecha de capas que forman un cinturón. Como resultado, la corona y los flancos tienen sus propias características particulares.
Dos tipos de llantas para un desempeño especializado
Debido a sus flancos blandos, las coronas de las llantas radiales se adhieren a la carretera de contacto. Su huella, más corta pero más ancha que la de una llanta radial, proporciona un mayor agarre al inclinarse en las curvas. La presión del aire en contacto con la superficie de la llanta se distribuye más eficazmente con las llantas radiales, lo cual resulta en un desgaste más uniforme de la banda de rodamiento con el paso del tiempo.
Las llantas radiales también ofrecen una mayor comodidad a altas velocidades, una vez más gracias a sus flancos blandos, que absorben el impacto de las imperfecciones en la superficie de la carretera. Por otro lado, las llantas convencionales pueden soportar un mayor peso porque sus flancos son más rígidos. A altas velocidades, las llantas convencionales pueden deformarse tanto que su desempeño se ve afectado. Finalmente, las llantas convencionales son adecuadas para vehículos que viajan a velocidades moderadas, con motores pequeños y medianos y chasis flexibles. También son adecuadas para motos pesadas o las que están muy cargadas. Las llantas radiales son necesarias para vehículos más potentes con chasis muy rígido y para fines más deportivos. Permiten alcanzar velocidades ZR superiores a 240 km/h.
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